La bióloga brasileña Patricia Medici lleva más de una
década estudiando al tapir, un animal que a pesar de ser clave para los
bosques sudamericanos, sigue siendo para algunos el “hermano pobre” que no atrae demasiado la atención del público o de los medios. El tapir es el mamífero terrestre salvaje de mayor tamaño de América
del Sur. Puede llegar a pesar entre 250 y 300 kilos y medir más de un
metro de altura.
El tapir aragüeno en el Parque Zoológico las Delicias de Maracay / Foto: +Verde Periódico Ecológico
Ingeniero ecológico
El
tapir, asegura la investigadora a BBC Mundo, es un verdadero ingeniero
ecológico, cuya presencia da forma a la estructura y diversidad del
bosque. Pero debido a la deforestación, la caza, el atropellamiento en
carreteras y otras amenazas, este animal extraordinario está
desapareciendo rápidamente de distintas zonas a lo largo de su área de
distribución.
“Los bosques serían extremadamente diferentes, más pobres y menos diversos si no existiera el tapir”,
indica Medici quien hizo su doctorado en la Universidad de Kent y
trabaja actualmente en el Instituto de Investigaciones Ecológicas de
Brasil, Instituto de Pesquisas Ecológicas, IPE.
“Lo llaman el jardinero de la selva, porque tiene un papel
fundamental en la dispersión de semillas. Además es selectivo al elegir
alimentos, por lo que se suele decir que este animal manipula el bosque,
manteniendo la diversidad de su estructura”.
El tapir se desplaza en áreas gigantescas, moviéndose entre tres y cuatro kilómetros por noche, por lo que es una “especie paraguas”. En otros términos, protegiendo al tapir se estaría protegiendo a otras especies como el jaguar que usan los mismos hábitats.
Para Medici, además de su impacto en la diversidad del bosque, otra de las características que hace imperativo proteger al tapir es que tiene un ciclo de reproducción muy largo. Comienza a reproducirse a los cuatro años y la gestación dura 14 meses, al cabo de los cuales nace una única cría, y la hembra demora hasta seis meses para volver a estar en celo.
El tapir se encuentra en 11 países de Sudamérica a lo largo
de 23 biomas diferentes, desde Misiones en Argentina, al Chaco en
Bolivia y la Amazonia de Ecuador y Colombia y los llanos de Venezuela. Las principales amenazas según Medici son la caza por comunidades
indígenas de manera no sustentable o la caza deportiva ilegal. Hay una
ley que la prohíbe pero no es respetada. “Diversas poblaciones a lo
largo del área de distribución se están extinguiendo rápidamente, y si
no hacemos algo en forma urgente va a llegar un momento en el que
tendremos pequeñas poblaciones aisladas sin conexión entre ellas y el
tapir se tornará inviable”.
Fuente: BBC Mundo, Agencias
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